Rituales Botánicos: El arte de bañarse con plantas

Las plantas embellecen la vida, son las protagonistas de muchos de nuestros pequeños rituales diarios; las tomamos en infusión cuando necesitamos, las comemos también, y hasta las fumamos, pero ¿cuántas veces se nos ocurre bañarnos con ellas? ¿Sumergirnos en ellas?

Hace un tiempo, cuando empecé este divino camino de exploración del mundo natural, conocí una mujer increíble que me enseñó sobre el arte, la magia y la delicia de bañarse con plantas. 

Con Nora conversé durante mucho tiempo sobre el poder de las yerbas, tantas creencias, mitos y agüeros, guardados y transferidos desde siempre. Algunos relegados a creencias esotéricas sin sentido, pero con muchísimo valor si miramos más de cerca. Nora creía con fe ciega que al sumergirnos en agua de plantas o lavarnos de la cabeza hasta los pies, ellas nos llenaban de su esencia.

Me enseñó que cuando hacemos un baño de hierbas, es muy importante abrir un espacio de conexión y de presencia. Lo primero que debemos hacer es conversar con las plantas y pedirles con amor lo que necesitamos. Después de seleccionarlas cuidadosamente, sentirlas y agradecerles, hacemos con ellas una infusión, nunca las hervimos, pues “el calor excesivo apaga el elemental de la planta”, decía ella. Para Nora, estos actos eran pasos a seguir con mucha solemnidad. Cada gesto, cada palabra, contribuía a la conexión con lo sagrado y lo natural.

Dulce y Amargo

Para recetar sus baños, Nora partía de una base muy simple y bastante conocida también: plantas dulces para atraer y plantas amargas para repeler. Un baño dulce, por ejemplo se hace desde los pies a la cabeza, llamando, trayendo, invocando de abajo hacia arriba, mientras que un baño amargo se hace al revés, descendiendo, sacando y entregando todo lo que no queremos ya. 

Un baño con hierbas como la Ruda y el Romero, sirve, por ejemplo para limpiar de energías cargadas y pesadas pues el sabor amargo, pungente y penetrante desintoxica. Yerbas como el Tomillo y el Diente de León que se encuentran en el Baño de Protección o en el Baño Amargo de Yerbatería, nos ayudan a proteger y a limpiar energéticamente. 

Por otro lado, un baño con hierbas como el Toronjil, la Albahaca y las Rosas, que se encuentran en el Baño Dulce o en el Baño Amor de Yerbatería, sirve para envolvernos en un aura de dulzura y de delicia que nos conecta desde niveles muy sutiles con todo lo bello que queremos llamar a la vida. Para atraer y llenarnos de cosas buenas. Un baño, con Poción Floral, tiene todos los elementos que necesitamos para darnos un espacio delicioso de olores exquisitos y envolventes. 

Miel y Sal 

Y ya que estamos hablando de bañarnos en cosas deliciosas, quiero cerrar esta entrada contándoles que en caso de que no haya yerbas, también podemos baños con sal o con miel. Un baño con sal, después de un día muy pesado o de haber estado en algún lugar con mucha gente, ayuda a limpiar energéticamente, a liberar estrés y cargas. Es super simple de hacer, solo usamos sal de mar, ojalá bien gruesa, y la pasamos por todo el cuerpo como si fuera un exfoliante, intencionando siempre. Por otro lado, un baño de miel, puede ser Miel de Vainilla, Lavanda y Menta de Yerbatería, nos envuelve en un aire de delicia y nos conecta con la divina medicina de las abejas. 

Pensando en el año que termina, en este portal que atravesamos y en todo lo que quizás queremos cerrar o abrir, quisimos contarles sobre este mágico arte de bañarse con plantas y sumergirse en su energía. Nora recomendaba siempre hacer el baño de yerbas amargas primero asegurándose de lavarse con abundante agua después y enseguida hacer el baño de yerbas dulces. Nuestra recomendación es simplemente escuchar y sentir lo que necesitamos o queremos y conectar con eso. Siempre en ritual, siempre en presencia.